Proceso Terapéutico
La iboga/ibogaína presentan efectos potencialmente útiles en el tratamiento de las adicciones. Se ha observado que tras la administración de iboga/ibogaína desaparece el síndrome de abstinencia provocado por los opiáceos. Además, después de la ingesta de iboga,se produce un periodo, de duración variable, durante el cual se reduce de forma significativa el deseo de consumir drogas de abuso (craving) como los opiáceos, el alcohol, benzodiacepinas, crack y cocaína, (met-)anfetamina o tabaco. El tiempo estimado para la recuperación bioquímica cerebral de pacientes desintoxicados es de tres meses aproximadamente.,Resulta interesante el hecho de que la iboga proporcione esta disminución del craving de varias semanas hasta tres meses aproximadamente.
Este período, en el que el deseo de consumir se reduce significativamente, plantea una oportunidad única para la persona adicta. Es durante este periodo cuando el proceso terapéutico puede permitir que se den los cambios duraderos y que la persona adopte nuevos hábitos y reformule sus relaciones para permanecer abstinente. Y es durante este periodo cuando es muy conveniente seguir un proceso terapéutico, pues va a ser este el que determine el éxito del tratamiento.
Sin embargo, la iboga no es un tratamiento milagroso. Se requiere que la propia persona esté motivada para abordar su problema de adicción en todos los niveles y una implicación en el proceso por parte de sus familiares.
Proponérselo a un familiar/amigo
Si consideramos que un familiar puede beneficiarse del tratamiento con iboga, debemos ante todo informarnos acerca de los potenciales riesgos y de los criterios de exclusión (más info en interesado en tomar iboga) y contactar con profesionales en este campo.
En términos generales, se recomienda la visita a un profesional de la salud para que valore la estrategia terapéutica mas adecuada para el caso. Si se está pensando en incorporar la iboga dentro del proceso terapéutico será necesario que el profesional conozca la herramienta y pueda incluir el contenido que se ha adquirido en la sesión de iboga durante las sesiones psicoterapéuticas.
Resulta vital una buena compenetración entre los distintos profesionales implicados en el proceso terapéutico. Algunos profesionales pueden tener reticencias al uso de la iboga y otras herramientas que modifiquen la conciencia, por lo que es muy importante hablar del asunto abiertamente para que el proceso terapéutico se desarrolle de forma positiva.
Es importante entender que la toma de iboga no es una solución definitiva de por sí. La iboga puede ser un importante punto de inflexión y permitir la posibilidad de la desintoxicación, pero tras la experiencia sigue un proceso terapéutico multifacético que puede prolongarse en el tiempo y que debe abordarse con total implicación, tanto por parte del paciente como de los familiares. El paciente y la familia deben ser conscientes de ello antes de empezar el tratamiento.
Nunca debe presentarse la iboga como una solución milagrosa, sino como un coadyuvante o catalizador en el tratamiento de las drogodependencias. La decisión final de utilizar iboga siempre debe provenir de la persona interesada.
Cómo apoyar el proceso terapéutico
El ámbito de actuación en los casos de adicción a drogas no se limita solamente al paciente. El entorno, sus familiares y las relaciones del paciente tienen un papel importante en el mantenimiento de la adicción. Es por ello que un enfoque terapéutico eficaz debe actuar también en estos ámbitos.
Así, como familiares debemos estar dispuestos a colaborar en el proceso terapéutico y ser incluidos en este, aceptar nuestro papel en la situación y estar abiertos a realizar cambios y pasar por nuestro propio proceso terapéutico. Esto puede plantear un reto para todo el sistema familiar, pero se trata de una oportunidad para llegar a una situación de mayor equilibrio y satisfacción para todos, el paciente y los familiares.
Abordar el proceso terapéutico de forma positiva significa estar abiertos a los cambios y asumir nuestra parte de responsabilidad en la situación. El terapeuta decidirá qué enfoque resulta más satisfactorio para cada caso y en caso de requerirse nuestra participación en la psicoterapia es de vital importancia hacerlo.
Puede que a raíz del tratamiento del paciente algún miembro de la familia sienta que necesita empezar un proceso terapéutico propio. En tal caso, es buena idea hacerlo, ya que esto no solamente será de ayuda para quien empiece la psicoterapia, sino para todo el sistema familiar y el (ex-)adicto.
Criterios de selección del lugar
Existen diversos tipos de centros y personas que ofrecen sesiones con iboga e ibogaína en contextos muy distintos. Como puedes ver en la sección interesado en tomar iboga existen riesgos asociados a su consumo. Por todo ello, es especialmente importante hacer una buena selección del centro y asegurarnos de que la persona que va a tomar se encuentra en manos de buenos profesionales.
Conviene asegurarse de que el centro cumpla los siguientes requisitos:
- Informe adecuadamente de los riesgos y beneficios potenciales del tratamiento con iboga.
- Pedir o realizar un chequeo médico y psicológico antes de aceptar a alguien como paciente (debe incluir, entre otros, un examen minucioso de la función cardíaca como un ECG de esfuerzo o 24 horas de monitorización Holter, prueba de sangre e hígado, historial médico exhaustivo, uso de fármacos, etc.)
- No ofrezca curas milagrosas o garantías.
- Cuente con profesionales cualificados como un médico, psiquiatra, psicólogo/a, enfermero/a y terapeuta. Su calificación y experiencia debe estar disponible para consultarla.
- Dispone de las instalaciones necesarias: material médico, aparatos de monitorización cardíaca, desfibrilador, consultas de psicoterapia o terapia de grupo, un entorno natural, habitaciones amplias y limpias...
- Ofrezca un servicio de preparación de la experiencia, así como un seguimiento posterior a esta para facilitar la integración, o proporcione acceso e información sobre terapeutas con quien llevarlo a cabo.
- Se adhiera a un código ético: para ello podría ser buena idea consultar este aspecto a antiguos pacientes.
- Enfoque el tratamiento de forma amplia, tomando en cuenta al paciente, el entorno y la familia.
En realidad, la situación ideal no siempre es posible por razones económicas o legales. Es importante tener en cuenta que cuanto más cerca se esté de esta situación ideal, obtendremos mayor seguridad y eficacia durante el proceso. Pero si no se cumplen algunos de los tres primeros requisitos deberiamos desestimar el escojer ese lugar.
Efectos adversos. ¿Qué hacer?
El consumo de iboga implica ciertos riesgos tanto a nivel físico como psicológico. La selección del centro y los profesionales con quiénes llevar a cabo la sesión es un factor clave a la hora de reducir la gravedad de estos posibles efectos adversos. Un centro preparado, con un equipo cualificado y el material médico necesario, estará en mejor disposición de tratar eventuales efectos adversos de forma eficaz que una única persona ofreciendo el tratamiento con iboga en su casa particular o un hotel. En el caso de que se tome la decisión de participar en una sesión underground de estas características, es importante ser consciente del riesgo que ello conlleva y asegurarse de que la persona que ofrece el tratamiento tiene un plan de emergencia y un protocolo estricto de monitorización de los signos vitales.
Los principales efectos adversos a nivel físico tienen que ver con cambios en el sistema cardiovascular. Se han dado casos de muertes por fallo cardíaco y también por trombosis pulmonar. Por eso es muy importante hacer un chequeo exhaustivo del sistema cardiovascular durante 24 horas de monitorización con Holter y en el caso de que no fuera posible, realizar un electrocardiograma de esfuerzo, o cuanto menos un electrocardiograma habitual, además de una prueba de sangre y un análisis hepático antes de tomar iboga. Se puede consultar esta información en la sección interesado en tomar iboga.
Otro factor de riesgo serio es el uso de drogas o ciertas medicaciones justo antes o durante el tratamiento. Algunos centros o proveedores del tratamiento hacen una prueba de orina o sangre antes de la sesión, otros hacen una búsqueda voluntaria de drogas. Si el paciente miente sobre su uso de drogas o medicamentos puede causar complicaciones potencialmente mortales. Entonces, aún habiendo superado el chequeo médico, es importante que el centro en el que se lleva a cabo la sesión disponga del equipo y el personal necesario para llevar a cabo reanimación cardio-pulmonar. Conviene preguntar directamente acerca de las condiciones de seguridad, si la persona va a estar monitorizada durante la experiencia, si disponen de personal entrenado en emergencias y cualquier duda acerca de la seguridad que pueda surgir.
Otros tipo de efectos adversos son los psicológicos. La experiencia con Iboga puede ser muy intensa y en ocasiones prolongarse en el tiempo más allá de lo esperado. En personas sanas, sin antecedentes de patologías mentales ni crisis previas, estos efectos no implican un problema de por sí. Si la sesión se lleva a cabo en un contexto preparado, la situación podrá ser sostenida sin mayores problemas. Reacciones de pánico, miedo, ansiedad, paranoia... pueden darse en personas bajo los efectos de sustancias que modifiquen el estado de conciencia.
En ocasiones, puede que las persona que ha tomado Iboga experimenten un periodo de inestabilidad emocional que perdure en el tiempo más de lo habitual. Las semanas siguientes a la experiencia serán cruciales para el proceso terapéutico y se ha de prestar especial atención a este periodo. Las reacciones emocionales intensas son parte natural del proceso de integración, por lo que no deben verse como un problema, sino como una oportunidad para hacer los cambios más sólidos.
La psiquiatría tradicional entiende estos síntomas como manifestaciones de una patología mental, y por tanto su objetivo es suprimirlos mediante medicación antipsicótica, a lo que suele acompañar un diagnóstico, que en ocasiones, marca de por vida. Sin embargo, el potencial terapéutico de la iboga se basa en el procesamiento de los contenidos inconscientes reprimidos, por tanto es necesario acceder a ellos y experimentarlos. Es importante replantearse seriamente esta posible situación antes de acudir a un hospital.
Igual de importante es considerar que no todos los procesos psicológicos que emerjan deben apoyarse. Si se trata de procesos en los que existe una desconexión clara de la realidad, hay pensamientos de autorreferencia (“todo el mundo habla de mí”), ideas delirantes (“hay una conspiración para asesinarme) acompañado de desorganización del pensamiento (pensamientos incoherentes o carentes de sentido evidente), y este tipo de síntomas permanece en el tiempo, es necesario acudir a un especialista en psiquiatría.
En el caso de personas en proceso de deshabituación es de vital importancia que cuenten con apoyo terapéutico. En caso de encontramos con un familiar o amigo que ha tomado iboga y está teniendo dificultades días después de su consumo, una buena estrategia a seguir es la siguiente:
- Proporcionar a la persona un contexto adecuado: espacio e información. Crear un espacio seguro donde no pueda hacerse daño y disponga de la intimidad suficiente para seguir con su proceso sin tener que lidiar con personas y situaciones externas. Transmitir la idea del potencial curativo que puede tener el proceso que se está atravesando.
- Acompañar a la persona en su proceso, permitir que este se despliegue sin reprimirlo. Escuchar y ofrecer apoyo.
- Si la situación no mejora en unos días o es necesario pedir ayuda, contactar con un profesional familiarizado con este tipo de situaciones, es decir, alguien con experiencia en psicoterapia con estados modificados de conciencia que conozca el tratamiento con iboga.
- Una vez se haya recuperado el equilibrio, conviene interrumpir el consumo de sustancias que modifiquen la conciencia, consultar a un profesional, e iniciar un proceso de integración estructurado.
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