¿Para qué y como
se utilizan estas plantas?

El potencial terapéutico de estas plantas radica en sus efectos neurofisiológicos, como por ejemplo la eliminación del síndrome de abstinencia o los efectos antidepresivos, y el efecto de modificación de la conciencia que provocan. Dicho efecto permite un acceso al material inconsciente cuya vivencia, reestructuración y elaboración puede resultar terapéutica para la persona. La preparación y la integración son factores clave en este proceso.

¿Cómo lo hace y para qué?

¿Qué efectos tienen estas plantas?

La ayahuasca y la iboga son plantas que se han utilizado en contextos tradicionales desde la antigüedad con finalidades curativas, de integración social y religiosas. Sus efectos sobre la conciencia han sido conocidos y ampliamente practicados por las culturas nativas, considerándolos los responsables de las propiedades curativas de estas plantas.

Tanto la ayahuasca como la iboga inducen en la persona que las toma una intensa experiencia interna que puede provocar, entre otras, reacciones como el recuerdo de elementos biográficos (traumas ocurridos durante la infancia, etc...), el contacto con emociones reprimidas, experiencias perinatales y transpersonales (aquellas que van más allá de la propia biografía). Puedes leer más sobre los efectos en Interesado en tomar Ayahuasca o Interesado en tomar Iboga.

¿Por qué estos efectos pueden ser terapéuticos?

El papel de las experiencias con ayahuasca o iboga puede entenderse como un “acelerador del proceso terapéutico”. Mediante estas plantas accedemos a contenidos inconscientes que de otra manera podrían tardar mucho tiempo en emerger a la conciencia. Trabajar con este material representa una oportunidad para reestructurar aquellos patrones disfuncionales o que provoquen sufrimiento.

Estas experiencias en sí mismas pueden resultar terapéuticas para quien las vive, pero a su vez, dada la intensidad que pueden alcanzar, se hace necesario que se enmarquen en un proceso terapéutico más amplio para maximizar su potencial sanador. No se deben esperar resultados positivos duraderos por el simple hecho de tener una experiencia con estas plantas, es el proceso terapéutico el que permitirá una mejoría consistente en la condición de la persona interesada. En este sentido el proceso comprende tres fases: preparación, experiencia con la planta e integración.

Será la combinación de estas tres fases la que determine cuán terapéutico será el proceso. Por eso hay que prestar especial atención al contexto en el que se va a llevar a cabo el proceso terapéutico, esto incluye: la motivación de la persona interesada, el centro en donde se realizan las experiencias y sobre todo, los profesionales responsables, sean chamanes, curanderos, terapeutas o psicólogos.

Como con cualquier terapia, no existen curas milagrosas. La ayahuasca y la iboga tienen unos beneficios y unos riesgos potenciales que hay que tener presentes. Se puede leer más en el texto Interesado en tomar Ayahuasca e Interesado en tomar Iboga.

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